Relato 1:
Visita otros mundos, ven, disfruta, déjate llevar, prueba la salsa prohibida, sal de tu zona de confort y baila, baila mucho. Vamos a jugar a un juego, yo pongo la música, tú la alegría. Cógeme de la cintura y, al ritmo de la salsa más caliente, salgamos de este mundo y viajemos a otro lugar. Las maracas endiabladas suenan, las congas marcan el ritmo infernal y el piano nos marca la melodía a seguir. Gracias, contrabajo, por mantener el tempo de nuestros pies mientras sudan nuestros cuerpos.
Y del sudor a la pasión solo hay un paso. Vestidos, todavía, nuestros cuerpos se funden en un solo ser que, sin presión alguna, golpea tu culo suavemente mientras nuestras manos conocen las curvas de tu cintura. Visita otros mundos, viaja a la subcultura de la ciudad, nada en un mar de música, conoce a desconocidos y, sobre todo, conóceme a mí. Nos llama el fuego de la chispa que empezó con la última canción, irresistible, al compás del son cubano. Las trompetas empiezan a mitad de la canción, pero más te empezaría yo a ti. Mi pecho aprieta tu espalda y tus piernas no dejan de moverse junto a mis pies, que dejan el espacio suficiente para que los tuyos entren en terreno desconocido, pero libre. Libre de ataduras y de juicios, en un ambiente donde todos te ven, pero nadie te interpreta.
Ven, cógeme la mano y vayamos a otro lugar, deja que el estrés de tu trabajo desaparezca, deja que cuide de ti, por lo menos esta noche, y luego ya veremos. Visita otros mundos, acompáñame a mi apartamento y bailemos en la sala de estar. A nadie le importa el vecino de abajo, que se joda, no es nuestra culpa que no tenga vida. Aunque sean las 2 de la noche, cógeme la cara y mírame con tus ojos, esos ojos que ven mi boca salivar al ver tu cuerpo de locura. Los míos, en cambio, lanzan una mirada penetrante que hacen que tú te derritas por dentro. Quítame la camiseta, que la tuya ya está por los suelos, bésame el cuello, que tus orejas ya conocen mi lengua, deja que te baje el pantalón, que el mío se perdió por el pasillo.
Vamos a ser sucios esta noche, dejemos los prejuicios a un lado y hagamos lo que siempre hemos soñado. Gocémonos estos dulces casi prohibidos, seamos egoístas y disfrutemos nuestros cuerpos. Dibujemos nuestras siluetas recorriendo nuestros cuerpos con los dedos, conozcámonos por dentro antes de saber quiénes somos por fuera. Venga, búscame y me encontrarás, hagamos de esta noche una oda a la sexualidad. Brindemos por la alegría y juguemos a ser traviesos. Ya en el sofá, pintemos todas las posiciones y hagamos guarrerías, que hoy toca. Déjate llevar, vuela, siéntete libre, conmigo. Así, sigue así, dame más, dámelo todo, que los dos sabemos lo que ambos necesitamos. Por Dios, cómo haces eso, que me transporta a otra dimensión, no, no pares, pero no te descuides, que también yo tengo algo nuevo para ti. Te gusta, ¿eh? Es exactamente así como lo querías, no me lo habías dicho, pero me lo habías bailado. El vapor del sudor empaña nuestros ojos, que se nublan de fogosidad. Vamos, que ya casi hemos llegado a nuestro destino, solo un poquito más. Así, sigue, dámelo todo, y yo te daré algo aún mejor. Hmmm, qué rico, me encanta lo que haces, y se nota que te gusta lo que hago.
Ahora la música ya ha cambiado, no son los instrumentos musicales, sino nuestros gemidos y sonidos naturales. La banda sonora la ponemos nosotros, al ritmo de nuestros cuerpos chocando. Qué calor, joder, y qué gusto nos estamos dando. Entre besos y apretones, dejamos caer alguna que otra palmada en nuestros culos. Sí, agárramelo fuerte y apriétame contra tu cuerpo, deja que nos encontremos en el camino. Vamos a llegar juntos al clímax y entonces, solo entonces, habremos visitado un mundo nuevo.